Iridología

Iridología.

 

Permite dibujar un mapa completo de la vitalidad, la herencia genética, el carácter, las predisposiciones a la enfermedad, el estado orgánico y metabólico, las deficiencias, los desequilibrios y las carencias de la persona, así como su estado anímico y emocional.

Tras haber realizado el estudio, el iridólogo lo explica a su cliente su estado actual, su tendencia a enfermar, y establece una serie de pautas para mejorar su estado de salud físico, emocional y mental.

Lo que se persigue es la PREVENCIÓN. Así, determinados signos del iris no corresponden a ninguna patología valorable y detectable mediante la práctica de la medicina clínica y sus pruebas diagnósticas, ya que el trastorno se encuentra en un estado subclínico, y entonces la iridología resulta sumamente valiosa para corregir las “tendencias” a la enfermedad, pues sí que mediante el la valoración del iris podemos observar una función incorrecta de alguna parte del organismo antes de que se manifieste como alteración orgánica.

Por ejemplo, muchas enfermedades crónicas no pueden detectarse por medios clásicos en su fase inicial, ya que no generan síntomas, y suelen aparecer y dar la cara más tarde. El análisis del terreno y de la estructura de los tejidos mediante la iridología, permitirán detectar esta clase de enfermedades por “adelantado”.

Lo mismo ocurre con las carencias nutricionales, los procesos de desmineralización, las desvitalizaciones orgánicas… Se reflejan en el iris mucho antes de que aparezcan síntomas.